Clima
Una vez resueltos los puntos anteriores, llegamos al siguiente objetivo en la construcción de nuestro espacio de cultivo, que es el de crear unas condiciones climáticas ideales para que las plantas puedan desarrollarse, creciendo y floreciendo a gran velocidad. Como el clima debe ser constante e igual por todas partes, necesitamos un ventilador (o más de uno) para asegurarnos de que haya una buena circulación del aire. Las plantas tendrán tallos más gruesos y fuertes, y rendirán más que las plantas cultivadas sin ventilador. Si tenemos un presupuesto holgado, se puede invertir en un termostato, un higrostato o un termo-higrostato. Se conecta al ventilador, lo ue permite programar la temperatura máxima deseada (por ejemplo, 28 grados) para el cultivo. Si la temperatura sube por encima de esos 28a, el ventilador se pone en marcha para bajarla.
El higrostato también se puede acoplar al ventilador para asegurarse de que se mantiene el contenido en humedad del aire. Si nuestro espacio se vuelve demasiado húmedo, el aire se absorbe hasta que se alcanza el nivel correcto. Con un regulador de voltaje se puede regular la velocidad a que opera el ventilador, por lo que se puede mantener constantemente a velocidad lenta, para mantener el bombeo de aire fresco en el interior de nuestro espacio de cultivo. Para regular el contenido en humedad del aire, necesitamos un humidificador. No son demasiado caros, y la inversión vale la pena. Lo bueno es que suelen llevar un higrostato incorporado, por lo que sólo hay que programar la humedad del aire requerida, y el humidificador se ocupa de mantenerla. Esto funciona de maravilla sobre todo durante el periodo de crecimiento. Una planta puede doblar su ritmo de crecimiento con el aire húmedo, lo que reduce la duración de la fase de crecimiento. Pero calentar una habitación grande o un pequeño espacio de cultivo suponen un mundo de diferencia. Resulta fácil permitir que suba la humedad del aire durante las primeras semanas en un espacio pequeño, pero para hacerlo en un cuarto grande se necesita un montón de equipo carísimo, lo que no conviene a un principiante. También se puede gastar el dinero en aislar bien el espacio; allá cada cual.
También tenemos que asegurarnos de que a un lado del cuarto, en la parte baja, hay agujeros por los que puede entrar el aire. Estos orificios son para permitir la entrada de aire nuevo rico en CO2. Al otro lado del espacio, arriba del todo, es donde se debe colocar la bomba de succión, que se encargará de absorber y eliminar el aire caliente. El aire caliente sube, razón por la cual situamos la bomba de succión en la zona más alta del cuarto, o al menos lo más alto posible. Si añadimos un filtro de carbono a la bomba, al mismo tiempo podemos eliminar cualquier olor fuerte.
El filtro de carbono y la bomba son esenciales en un espacio de plantación como el que estamos construyendo. Un sólo filtro dura para unas cinco cosechas, o para un año. La bomba debe tener capacidad apropiada para el tamaño del espacio de cultivo, por lo que primero hay que calcular el volumen de ese espacio. Volviendo a los cálculos escolares, sabemos que multiplicando la longitud por la anchura por la altura, obtendremos el volumen. Hay que elegir una bomba con un poco más de capacidad de la necesaria para el volumen de nuestro espacio, lo que durante los meses calurosos del verano supondrá una gran ventaja al mantener la plantación a una temperatura razonable. Así pues, para un espacio de unos 500 m3 elegiremos un ventilador para 750-100 m3. Además, en invierno podemos ponerlo a la velocidad más lenta, ahorrando energía, mientras que en verano funciona a plena potencia, manteniendo la temperatura por debajo de los 30 grados.
Un ventilador más grande a media potencia hace mucho menos ruido que otro menor a toda marcha. Y, además, en el futuro nos puede interesar agrandar el espacio de cultivo. Situando los orificios de entrada de aire en la parte baja del cuarto y la bomba arriba al otro lado, creamos una corriente de aire que se encarga de transportar el aire fresco y enriquecido desde abajo, hasta arriba, flotando sobre las plantas mientras se eleva. Esto es muy bueno para las plantas, que disfrutan del aire fresco al máximo antes de que sea despojado de su CO2, succionado y expulsado del espacio de cultivo.
Para mantener alejadas las plagas se puede utilizar unas medias de nylon, o especiales, colocadas sobre los orificios de entrada del aire, para que nada pueda volar o saltar dentro, lo que nos ayudará a evitar una infección más tarde. Por supuesto, no hay que olvidar que no debemos permitir la entrada de luz a través de estos agujeros. Los tubos de pvc doblados funcionan bien dejando entrar el aire pero impidiendo la entrada de luz.
Existen miles de maneras de comprobar que hay un buen suministro de aire en el cuarto; todos son buenos, pero hay dos normas fundamentales que hay que observar: mejor aire por abajo, y a prueba de luz. Si no podemos hacer un agujero para la bomba en ningún sitio, lo mejor es comprar una puerta barata y hacer ahí un orificio para la extracción de aire. Se trata de un método utilizado con mucha frecuencia por los cultivadores profesionales.